lunes, 11 de abril de 2016

La despenalización del pecado

Estamos asistiendo a la repetición de la jugada, al "deja vu" de la despenalización del aborto. Con Amoris Laetitia, papa francisco está usando el mismo exacto modus operandi que se ha usado en el mundo civil para despenalizar el aborto, y poder así, posteriormente, legalizarlo y declararlo un derecho. Si cambiamos la palabra aborto por la de adulterio, todo encaja. No hay más que cambiarles el nombre: aborto= "interrupción voluntaria del embarazo y adulterio="situaciones irregulares" y voilá! ¡Magia potagia! El mal convertido en bien por arte de unas palabritas. 

Y el adulterio no es más que la punta de lanza de todos los demás pecados mortales, claro, porque en "situaciones irregulares" entra TODO! Y así, de un plumazo, aderezado de misericordina, nos cargamos la noción de pecado para los restos. Porque claro, qué va a hacer la pobre mujer que tiene un embarazo no deseado?? ¡Qué desalmados los que no la comprenden y le ayudan a quitarse el problema de encima! Y qué malvados quienes se empeñan en que el adulterio y la fornicación y la sodomía son pecados de muerte espiritual que excluyen de la comunión sacramental.... Bergoglio dixit. Al igual que en los países donde el aborto ya se considera un derecho fundamental de la mujer y los que defienden la vida son perseguidos, pronto veremos la persecución de todos esos "desalmados" que intentan defender la verdadera doctrina de Cristo. Y veremos también el enorme sufrimiento moral y espiritual que nos va a traer a todos, como ha ocurrido con el aborto (ver)

Y esa misma hoja de ruta es la que han seguido los agentes del enemigo para "dar la vuelta a la tortilla" de la moral cristiana en el tema de la homosexualidad, de la educación, etc. etc. Primero se crea un caldo de cultivo insalubre para las relaciones humanas, y cuando éstas se empiezan a corromper y se vuelven numerosas, entonces hay que regularlas e integrarlas en la normalidad. Y la normalidad deja de serlo para convertirse en la Anormalidad programada. Ese caldo de cultivo fue un logro del aggiornamento del CVII, abriendo la puerta a las aguas fecales de la mundanidad, que inundaron la Iglesia, desoyendo el mandato de Dios: "No pesará el cetro de los malvados sobre el lote de los justos, no sea que los justos extiendan su mano a la maldad"... y la extendieron! La Iglesia se llenó de pecado y ahora hay que "acogerlo e integrarlo", claro. Para llegar al objetivo marcado: la abolición de la noción de pecado y la primacía de la autonomía moral humana... el "sereis como dioses". Ese es el requisito necesario para la instauración de la New Age del anticristo.

Y ahora ya solo queda disimular, como si no pasara nada y todo fuera "normal". 
Conque disimulando, que es gerundio. 
Vease: P. Santiago Martín, fundador de Franciscanos de María
P. Miguel Angel Ortiz. profesor en Roma
P. José Granados, teólogo

Pero siguen quedando profetas:


Los intérpretes del papa

Cuidado con los falsos pastores

"La Iglesia se llenará de los que hacen componendas", dijo la Virgen en La Salette, Y ¡vaya si se ha cumplido! Y dijo también: "los seglares salvarán mi Iglesia"... y en ello estamos.


San Juan Bautista, ruega por nosotros

PD: Después de escribir esto ayer, el Señor me ha hecho ver, en Misa, algo que todos parecen estar pasando por alto: el efecto de esto sobre la Víctima (con mayúscula). Al igual que con la "misericordina" del aborto, nadie quiere ver el sufrimiento de la víctima. Y en este caso, la víctima es ¡Cristo mismo! Después de comulgar, ayer, se me hizo entender que en cada comunión sacrílega Cristo vuelve a ser entregado en manos de satanás para ser crucificado. Entrar en un alma en pecado mortal supone para El un sufrimiento atroz, como el que sufrió en la Cruz y el que sufren los niños al ser abortados. Y lo terrible de todo esto es que ha vuelto a ser entregado en manos del diablo por Sus propios ministros! Por aquellos encargados de defenderle, al igual que con los bebés abortados. Los autores y cómplices de esta barbaridad se han convertido en Sinagoga de satán! 

Y tres semanas después, Robert Spaemann, nada menos, dice lo mismo (ver)

Y el profesor Galat también, con este vídeo: